Códigos visuales y la importancia de la imagen

El libro de Umberto Eco, que se
ocupa de la belleza en la cultura occidental, comienza con una introducción en la que afirma
que aunque en las distintas épocas históricas ha existido un vínculo muy
estrecho entre lo Bello y lo bueno, actualmente consideramos bueno aquello que
nos gusta y que además queremos poseer y, consideramos bello aquello que si
fuera nuestro nos haría felices, pero que sigue siendo bello aunque pertenezca
a otros. Eco cree que no todo lo que consideramos bueno lo queremos tener sino
que lo preferimos admirar, por ejemplo consideramos como bueno el sacrificio de
un padre por su hijo y en cambio no lo queremos para nosotros. A esto, el autor lo denomina “bella acción”.
A continuación hace referencia
entre la estrecha relación que la época moderna ha establecido entre belleza y
arte y que por ello más tarde y con el fin de distinguir la pintura, escultura
y arquitectura de lo que hoy día llamaríamos artesanía, se elaboró la noción de
“bellas artes”. Umberto Eco resalta que hasta que los artistas no representaron
personas vestidas, cabañas y utensilios no hemos llegado a la conclusión de que
nos han dado alguna información acerca
del ideal de belleza de los artesanos de su época.
En el capítulo “De las formas
abstractas a la profundidad de la materia”, el autor afirma que el arte
contemporáneo ha descubierto el valor y la fecundidad de la materia. Esto
quiere decir que los artistas contemporáneos disponen de más materiales de los
que disponían los de antaño, esto es, no sólo se limitan a los materiales
clásicos como el bronce o el mármol, éste último el único válido para Miguel
Ángel para ser transformado en escultura.
Para la mayor parte del arte contemporáneo la materia se convierte ya no y solamente en el cuerpo de la obra, sino también en su fin, en el objeto del discurso estético. A veces el artista, como ocurre en la pintura, deja que actúen los propios materiales. Así, al obra de arte se convierte en un hecho casi natural, un producto de la casualidad.
También debemos interpretar la poética del ready made como ya habían propuesto a principios del siglo XX artistas como Duchamp. Todos los objetos presentan aspectos formales a los que raramente prestamos atención. Sin embargo, cuando éstos son aislados por el artista, se cargan de significado estético.
Para la mayor parte del arte contemporáneo la materia se convierte ya no y solamente en el cuerpo de la obra, sino también en su fin, en el objeto del discurso estético. A veces el artista, como ocurre en la pintura, deja que actúen los propios materiales. Así, al obra de arte se convierte en un hecho casi natural, un producto de la casualidad.
También debemos interpretar la poética del ready made como ya habían propuesto a principios del siglo XX artistas como Duchamp. Todos los objetos presentan aspectos formales a los que raramente prestamos atención. Sin embargo, cuando éstos son aislados por el artista, se cargan de significado estético.
Así pues, en el siglo XX, como
venimos diciendo, la belleza es de tipo provocativa y, en algunos casos, de
consumo. Sin embargo, el arte de las vanguardias, que lucha por cambiar los
cánones de belleza establecidos por los medios de masas, no plantea el problema
de la belleza, pues no se propone proporcionar una imagen de la belleza
natural, ni pretende procurar el placer sosegado de la contemplación de formas
armónicas, sino enseñar a interpretar el mundo de forma distinta, a disfrutar
del retorno a modelos arcaicos o exóticos.
Respecto a la publicidad, la estética dominante de la época se ha dejado notar en el dibujo, que se ha adaptado a ella. Pero no es hasta el siglo XX cuando se da un politeísmo de la belleza y se deja atrás el reinado del arte culto en el ambiente posmoderno. Así, Eco afirma que en un futuro no se podrá distinguir el ideal estético de una época, pues hay muchos ideales estéticos.
Respecto a la publicidad, la estética dominante de la época se ha dejado notar en el dibujo, que se ha adaptado a ella. Pero no es hasta el siglo XX cuando se da un politeísmo de la belleza y se deja atrás el reinado del arte culto en el ambiente posmoderno. Así, Eco afirma que en un futuro no se podrá distinguir el ideal estético de una época, pues hay muchos ideales estéticos.
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